La princesa Leonor ha iniciado este lunes la última etapa de su formación militar en la Academia del Ejército del Aire y el Espacio de San Javier (Murcia) como alférez de cuarto curso. Desde este primero de septiembre y hasta final del próximo julio, la primogénita de los reyes, Felipe VI y Letizia Ortiz, vivirá entre los hangares ubicados junto al mar Menor y recibirá clases específicas en aeronáutica en el centro de donde salen todos los pilotos militares del país, apodados como los “patanegra” del aire. “Poco a poco”, ha musitado la heredera al trono a los numerosos periodistas concentrados en las instalaciones murcianas. Con estas palabras respondía a las preguntas sobre si le hervían o no las ganas por empezar a volar, en declaraciones hechas justo unos segundos antes de montarse por primera vez en la cabina del caza suizo Pilatus PC-21, aeronave de entrenamiento, que ha inspeccionado sobre tierra.
La primogénita de los Reyes compartirá clase con otros 74 alumnos en el tramo final de su formación castrense. “Poco a poco”, ha respondido sobre sus ganas de empezar a volar
La primogénita de los Reyes compartirá clase con otros 74 alumnos en el tramo final de su formación castrense. “Poco a poco”, ha respondido sobre sus ganas de empezar a volar
El primer día de Leonor en la base de San Javier del Ejército del Aire y el Espacio
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Foto: Claudio Alvarez | Vídeo: EPV

La princesa Leonor ha iniciado este lunes la última etapa de su formación militar en la Academia del Ejército del Aire y el Espacio de San Javier (Murcia) como alférez de cuarto curso. Desde este primero de septiembre y hasta final del próximo julio, la primogénita de los reyes, Felipe VI y Letizia Ortiz, vivirá entre los hangares ubicados junto al mar Menor y recibirá clases específicas en aeronáutica en el centro de donde salen todos los pilotos militares del país, apodados como los “patanegra” del aire. “Poco a poco”, ha musitado la heredera al trono a los periodistas, que le han preguntado sobre sus ganas de empezar a volar segundos antes de montarse por primera vez en la cabina del caza suizo Pilatus PC21, aeronave de entrenamiento, que ha inspeccionado sobre tierra.
Con el paso dado este lunes, la heredera al trono encara el tercer año y tramo final de su educación castrense, tras su paso por el Ejército de Tierra, en la Academia General de Zaragoza, y su travesía en la Armada, donde estuvo cuatro meses en la Escuela Naval de Marín (Pontevedra), cinco a bordo del buque-escuela Juan Sebastián Elcano, y tres semanas en la fragata Blas de Lezo. A mediodía de este lunes, Leonor de Borbón ha llegado en coche oficial ataviada con el uniforme azul de especial relevancia a la base. En la matrícula sobre la solapa llevaba inscritos sus apellidos, Borbón Ortiz.

Tras acceder al recinto, ha saludado al coronel al mando, Luis Felipe González Asenjo, y al resto de la plana mayor delante del edificio de Dirección de la Academia del Aire y el Espacio en San Javier (Murcia). Una vez dentro, la princesa de Asturias ha dejado su rúbrica como alumna ilustre en el libro de honor y ha mantenido una reunión con las autoridades. Luego, la heredera al trono se ha dirigido a la zona de camaretas, donde residirá con el resto de compañeros. En el pabellón compartirá habitación con otras dos alumnas. Posteriormente, ha cambiado su indumentaria por el mono de piloto —galleta de vuelo— y ha caminado a pie junto al comandante Alberto Guzmán al edificio donde se encuentran los simuladores para los futuros pilotos.
La que está llamada a ser futura jefa de Estado y capitana general de las Fuerzas Armadas ha ingresado como alférez en la clase de los alumnos de cuarto año, con 75 integrantes en total, 60 hombres y 15 mujeres, incluyéndola a ella. Y terminará el curso en julio ya como teniente. La base de San Javier recibe el apodo de La Cueva entre los militares, porque de ahí “no se sale” bajo un estricto estudio en la carrera para ser piloto. No todos lo logran.
Leonor de Borbón —que antes del verano fue calificada como apta para volar al cumplir con los requisitos de altura y de calidad de visión—, tendrá que completar 50 horas de simulación de vuelo antes de ponerse al frente de una aeronave. La base de San Javier dispone de 38, entre las que destaca el Pilatus suizo PC-21, de reciente incorporación, y que el Rey ya tuvo ocasión de probar el pasado 14 de junio. Felipe VI compartió aquel vuelo con el comandante Alberto Guzmán, que dirige el escuadrón 792 de los PC-21, el mismo que ha acompañado a Leonor de Borbón este lunes.

Tras visitar los simuladores, la princesa de Asturias se ha acercado hasta el turbohélice, como parte de su primera jornada en la base murciana, donde el comandante Alberto Guzmán le ha dado unas primeras lecciones sobre la cabina de la aeronave Pilatus PC-21. Fuentes del Ejército del Aire y el Espacio aseguran que los militares de San Javier han recibido regalos y dádivas en los últimos días para que estos se la entreguen a la princesa de Asturias.
Siete simuladores de vuelo
Como ya es habitual para ella, la jornada de la primogénita de los Reyes iniciará a las 6.30 con el toque de diana. Una hora después, desayunará con el resto de compañeros ―este año está previsto que haya más mujeres que nunca, en torno a 74 de 483 alumnos― para más tarde recibir clases teóricas y formarse en los siete simuladores de vuelo que permitirán luego a los alumnos volar. El día lectivo terminará hacia las seis de la tarde. A las diez de la noche, luces apagadas. Los fines de semana, los alumnos podrán salir ―y dormir― fuera de las instalaciones de la academia. La princesa continúa, pues, la estela de su abuelo, el rey emérito Juan Carlos I, y su padre, Felipe VI, quienes a finales de la década de los cincuenta y ochenta respectivamente aprendieron a volar en los cielos de la Región de Murcia.
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Sobre la firma

Es redactora en la sección de España y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en la sección audiovisual hasta verano de 2021. Antes cubrió información local en el diario Granada Hoy. Es licenciada en Derecho por la Universidad de Granada y en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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