Nuevo jueves de infarto para el Gobierno. La mayoría de la investidura llega al último pleno del año con varias grietas cuya profundidad se pondrá a prueba en una votación decisiva por la tarde en el Congreso. Tanto Junts como Podemos, por distintos motivos pero ambos con la misma idea de que no se consideran parte de la mayoría de Gobierno y negocian punto a punto, amenazan con forzar varias derrotas parlamentarias del Ejecutivo que reforzarían la imagen de debilidad, aunque en ningún caso serían definitivas. El Gobierno confía sobre todo en que Junts mantenga el acuerdo que alcanzaron al máximo nivel en una videoconferencia de urgencia en la que estaba presente tanto María Jesús Montero, vicepresidenta y ministra de Hacienda, como Carles Puigdemont, líder de los indepedentistas. Allí se cerró definitivamente el paquete fiscal. Sin embargo, a su paso por el Senado, el PP ha logrado incorporar varias enmiendas que cambian por completo el paquete y que deberían ser revertidas este jueves en el Congreso. Pero Junts ha votado a favor de algunas de ellas, menores para el Ejecutivo, y se ha abstenido en otras del PP mucho más relevantes. Eso ha hecho temer que pueda complicar la votación este jueves y permitir que se mantengan algunas enmiendas del PP que suponen una merma importante de ingresos para el Estado.
El PSOE negocia para intentar salvar el paquete fiscal y la ley de eficiencia de la justicia mientras el PP confía en que triunfe su estrategia de buscar el voto de los independentistas para sacar sus enmiendas
Nuevo jueves de infarto para el Gobierno. La mayoría de la investidura llega al último pleno del año con varias grietas cuya profundidad se pondrá a prueba en una votación decisiva por la tarde en el Congreso. Tanto Junts como Podemos, por distintos motivos pero ambos con la misma idea de que no se consideran parte de la mayoría de Gobierno y negocian punto a punto, amenazan con forzar varias derrotas parlamentarias del Ejecutivo que reforzarían la imagen de debilidad, aunque en ningún caso serían definitivas. El Gobierno confía sobre todo en que Junts mantenga el acuerdo que alcanzaron al máximo nivel en una videoconferencia de urgencia en la que estaba presente tanto María Jesús Montero, vicepresidenta y ministra de Hacienda, como Carles Puigdemont, líder de los indepedentistas. Allí se cerró definitivamente el paquete fiscal. Sin embargo, a su paso por el Senado, el PP ha logrado incorporar varias enmiendas que cambian por completo el paquete y que deberían ser revertidas este jueves en el Congreso. Pero Junts ha votado a favor de algunas de ellas, menores para el Ejecutivo, y se ha abstenido en otras del PP mucho más relevantes. Eso ha hecho temer que pueda complicar la votación este jueves y permitir que se mantengan algunas enmiendas del PP que suponen una merma importante de ingresos para el Estado.
Los contactos iban a seguir hasta el último momento, pero fuentes del Gobierno que habían hablado con Junts confiaban en que mantuviera su palabra y el pacto cerrado entre Montero y Puigdemont y, por tanto, sumaran sus votos a la mayoría para tumbar las enmiendas del PP más relevantes. Mientras, los populares confiaban en tener una jornada de victorias parlamentarias suyas y derrotas del Gobierno que visualice uno de sus mensajes principales, esto es, la debilidad del Ejecutivo que en su opinión hace insostenible la legislatura.
A estos problemas con Junts, que han sido permanentes durante todo el año aunque casi siempre se han resuelto en el último momento con una negociación, se suma ahora la tensión creciente con Podemos, que siente que ha sido engañado porque finalmente no ha habido siquiera un intento de buscar un acuerdo con Junts y PNV para una prórroga del impuesto a las grandes energéticas. El Gobierno sigue adelante con su idea, pactada con ERC, Bildu y BNG, para aprobar un nuevo impuesto a las grandes energéticas en un decreto la próxima semana en el Consejo de Ministros. Ese fue el acuerdo y se va a cumplir. Pero Podemos quería más: una negociación con Junts y PNV para intentar garantizar que convalidarán ese decreto o se abren a algún tipo de impuesto. Eso nunca ha llegado a fructificar.
Fuentes del Gobierno dan por hecho que Junts y PNV tumbarán este decreto cuando llegue la convalidación al Congreso, en un plazo máximo de un mes, porque estos dos partidos están en contra de la prórroga de este impuesto a las energéticas, pero al menos se habrá hecho el gesto político de aprobarlo en Consejo de Ministros de forma pactada con los grupos de izquierda y serán los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes los que tengan que asumir el coste político de tumbarlo en pleno. Ese fue el acuerdo con la izquierda para desbloquear el paquete fiscal, pero Podemos lo considera insuficiente y ni siquiera acudió a la reunión en la que se pactó este decreto. Fuentes de los otros grupos de izquierda, sin embargo, confían en poder convencer a Junts y PNV para que convaliden el decreto en enero, y para ello han pactado que el decreto incluirá un sistema de bonificaciones fiscales para las energías renovables.
La otra votación delicada este jueves es la de la ley de eficiencia en la justicia, una norma que es muy relevante para el ministro Félix Bolaños, que la reivindica como un hito histórico. La norma salió sin problemas del Congreso con los votos de la mayoría de la investidura, pero el PP la ha vetado en el Senado y ahora el Congreso debe levantar ese bloqueo. Podemos ha amenazado con no sumarse a la mayoría, lo que haría que la ley quedará vetada, porque en la tramitación se aprobó una enmienda del PNV que según los nacionalistas vascos va contra la ocupación de viviendas y según Podemos facilitará mucho los desahucios, algo para ellos inaceptable. Ahora eso ya no se puede cambiar, pero el Gobierno ofrece a Podemos alguna modificación más adelante en otra ley para evitar las consecuencias que ellos temen. Anoche había negociaciones entre el Ejecutivo y Podemos. Lo cierto es que el Gobierno llega al final del año con muchos asuntos en el aire y con los Presupuestos muy lejos, ya que ni siquiera han empezado a negociarse con Junts y ERC, que no garantizan en absoluto su apoyo, y Podemos también lo pone en cuestión. Sánchez ha insistido en que seguirá adelante aunque no tenga Presupuestos, pero el Gobierno va a intentar en estas semanas buscar una negociación para que entren todos y pueda haber nuevas Cuentas, algo que encarrillaría una legislatura muy compleja. En cualquier caso, el Gobierno hasta ahora casi siempre ha conseguido enderezar las votaciones de los jueves en el último momento, y no es descartable para nada que lo vuelva a conseguir esta vez.
El PP confía, por su parte, en lograr este jueves una victoria parlamentaria y que salgan adelante algunas de sus enmiendas al paquete fiscal del Gobierno, un terreno donde han encontrado un filón para desestabilizar la mayoría parlamentaria del Ejecutivo. Los populares reconocen contactos con el partido de Puigdemont y esperan que, si Junts vota “en coherencia” con lo que ha hecho en los últimos días, prosperen varias de ellas. La clave es la enmienda que Junts y el PP pactaron hace nueve días en la Comisión de Hacienda, que suprime el impuesto sobre la producción eléctrica en España, un gravamen que supone entre 1.000 y 1.500 millones de euros al año en recaudación. Los populares no descartan que salga adelante, aunque también dudan de la posible maniobra final de los de Puigdemont. “Desconfío, hasta que no vea el resultado de la votación mañana…”, reconocía este miércoles en los pasillos del Congreso un miembro del núcleo duro de Alberto Núñez Feijóo.
En todo caso, el PP espera que, como mínimo, prospere su enmienda para establecer una exención fiscal a las ayudas de los afectados por la dana en Valencia, según fuentes de la dirección. Todas las enmiendas presentadas por los populares van destinadas a rebajas fiscales, con las que pretenden atraer a la derecha catalana y vasca.
Los populares han aumentado sus guiños a Junts para tratar de romper la mayoría del Gobierno, aunque las negociaciones con los de Puigdemont son incómodas para el PP, después de su campaña en contra la amnistía. Por eso, el partido no quiere informar de quiénes son los interlocutores en esas conversaciones, aunque se enmarcan en el Grupo Parlamentario. Como gesto a Junts, el PP votó este martes en el Senado a favor de dos enmiendas de los independentistas con bajadas impositivas. Una de ellas implica la rebaja del IVA al 4% de algunos alimentos básicos, y la segunda se refiere a los clubs deportivos, para que tengan derecho al 100% de la bonificación de la cuota empresarial por contingencias comunes para entrenadores y monitores de práctica no profesional. En una conversación informal con periodistas en la copa de Navidad, Feijóo se mostró confiado en que algunas de sus enmiendas salgan adelante, aunque ha reconocido que no sabe lo que hará finalmente Junts, ni tampoco cuál es la intención de Puigdemont sobre la legislatura. El líder del PP defiende su confluencia con los de Puigdemont porque “Junts cumple su programa económico” mientras, en cambio, “el PNV ha decidido ser un aliado del Gobierno estructural”. “Nosotros no nos hemos movido, se ha movido el PNV en contra de su programa electoral. No es una crítica, es una crónica”, reflexionó Feijóo, que se queja de que los peneuvistas “por menos” que lo que está pasando ahora “echaron al PP del Gobierno”, en referencia a la moción de censura a Mariano Rajoy.
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