El actor británico ‘guía’ a cuatro jóvenes intérpretes en la nueva apuesta de Disney+ para el universo de George Lucas, que pretende recapturar el espíritu de Los Goonies y transportarnos a nuestra infancia cuando ‘viajamos’ a la galaxia por primera vez Leer El actor británico ‘guía’ a cuatro jóvenes intérpretes en la nueva apuesta de Disney+ para el universo de George Lucas, que pretende recapturar el espíritu de Los Goonies y transportarnos a nuestra infancia cuando ‘viajamos’ a la galaxia por primera vez Leer
Adentrarse en el universo de Star Wars es mucho más que vestirse de Jedi o Sith y recitar un guion. Es convertirse en un maestro del sable de luz, enfrentarse a stormtroopers y piratas, cruzarse con Jawas y perderse en la arquitectura de «hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana». Un escenario que, casi cincuenta años después del estreno de Una nueva esperanza, sigue siendo sorprendentemente familiar.
Para Jude Law, pisar el plató de Star Wars: Tripulación Perdida fue como viajar en el tiempo, como regresar a la inocencia de su juventud y a aquellas tardes de cine en las que descubrió por primera vez las cintas de George Lucas. Aunque el actor británico cuenta con uno de los currículums más extensos de Hollywood -ha hecho de todo, desde ciencia ficción y comedias de culto hasta dramas de época e indies introspectivos-, ningún otro proyecto le ha entusiasmado como esta nueva serie de Lucasfilm, que ya está disponible en Disney+. Lleva, como él mismo bromea en conversación con EL MUNDO, «45 años preparándose» para este momento.
«Tenía mucha curiosidad por ver cómo se hacía todo. Recuerdo perfectamente ir a ver las películas al cine con mi familia en los años 70 y 80, y siempre me intrigó cómo se grababan y cómo incorporaban los efectos visuales», explica Law desde Londres. «Y, por otro lado, quería revivir esa sensación de aventura que experimenté al verlas de joven, sabiendo que sería posible con este guion», añade el actor, que, sorprendentemente, no protagoniza esta serie, sino cuatro niños que viven una aventura para regresar a casa después de perderse en el infinito de la Galaxia, tras descubrir una nave estelar abandonada en su planeta natal y despegar accidentalmente hacia el hiperespacio.
A lo largo de los ocho capítulos, Wim (Ravi Cabot-Conyers), Fern (Ryan Keira Armstrong), KB (Kyriana Kratter) y Neel (Robert Timothy Smith), un alienígena con aspecto de elefante, se encontrarán con todo tipo de personajes, entre ellos Jod Na Nawood (Law), un misterioso usuario de la Fuerza, y un droide defectuoso llamado SM33 (Nick Frost), que les ayudará (o no) a encontrar el camino a casa.
«Todos, en algún momento, hemos reflexionado sobre nuestro lugar en el universo, y esta historia explora la galaxia desde una perspectiva única: la mente curiosa del niño que todos llevamos dentro», señala Law. «Me encantó la idea de que los niños pudieran descubrir Star Wars por primera vez a través de personas de su misma edad, mientras que los adultos como yo podríamos transportarnos de nuevo a ese momento y sentir las mismas emociones de escapismo y empoderamiento que cuando éramos jóvenes«, continúa.
La propuesta es tan nostálgica como ambiciosa: beber del cine de Amblin Entertainment, la productora fundada por Steven Spielberg, Frank Marshall y Kathleen Kennedy, actual presidenta de Lucasfilm. De hecho, Tripulación Perdida ya ha sido bautizada «Los Goonies del universo Star Wars«, un apodo que los creadores Jon Watts y Christopher Ford asumen con naturalidad.
«De ninguna manera buscamos copiar Los Goonies, pero esa película es un gran ejemplo de cómo tomar a los niños en serio, dejándoles explorar el mundo a su alrededor y cometer errores en el proceso«, explica Ford. «Los niños actuaban como niños reales, siendo groseros, burlándose unos de otros y hablando todos a la vez, y queríamos que nuestra serie siguiera esa misma línea». El desafío para los artífices de Spider-Man: Homecoming fue dejar claro a la audiencia que, aunque los niños son los protagonistas, no se trata estrictamente de una serie para niños. «Al escribir desde la perspectiva de los niños, tienes que pensar constantemente en lo que ellos pueden o no saber y no temer ponerlos en peligro real. Les dejamos conducir la historia y asegurarnos de que sus decisiones importen», reflexiona Watts. «Es cuestión de asegurarse de que no los subestimen en ningún momento».
Para quienes necesiten un poco de orientación, Tripulación Perdida tiene lugar después de los acontecimientos de El retorno del Jedi y se ambienta en la Nueva República, al igual que El mandaloriano. Es una época en la que, tras la caída del Imperio, la galaxia queda sumida en una especie de caos desregulado, lo que propicia el auge de la piratería, convirtiéndola en un lugar peligroso para nuestros protagonistas, que buscarán orientación en el personaje de Law, quien resulta ser, en sí mismo, un enigma.
«Jod es un personaje maravilloso, y espero que la audiencia encuentre tan intrigante como yo lo hice su pasado y presente complicados, multifacéticos y ambiguos», afirma el oscarizado intérprete. Es tanto el hermano mayor, el padre, el maestro como el alumno de los niños. Una especie de alma perdida en muchos sentidos. «No se le puede encasillar, y creo que esa es precisamente la clave», precisa.
La dinámica entre Jod y los niños es especialmente interesante de ver, y es uno de los elementos del guion que más le llamó la atención a Law: «Jod es alguien que nunca vivió su infancia, así que no ve a estos niños como niños, sino como pequeños adultos, personas que están ahí fuera sobreviviendo igual que él, lo que, creo, da pie a mucho humor, pero también a golpes duros y lecciones difíciles».
Cuando se le pregunta si se inspiró en algún personaje de Star Wars para preparar su papel en Tripulación Perdida, Law responde casi al instante: «Han Solo». «Ambos son supervivientes, tienen una visión algo cínica de la galaxia y son algo egoístas. Así que sí, traté de impregnarlo con un poco de ese espíritu, pero los niños tendrán que esperar para ver si se puede confiar en Jod», adelanta.
Lo que está claro es que los jóvenes actores confiaron plenamente en Jude, a quien, al parecer, se la dan «fatal» las guerras de pulgares. «Siempre estuvo muy presente y nos ayudó a mantener alta nuestra energía. Aunque es un actor de renombre, es también una persona amable y cercana», comenta Ryan Keira Armstrong, a lo que Ravi Cabot-Canyers añade: «Es evidente lo experimentado que es y cuánto disfrutó compartiendo su conocimiento con todos nosotros».
¿Y qué esperan los jóvenes protagonistas que los espectadores, tanto adultos como niños, se lleven de esta serie? «Esperamos que conecten con esa inocencia y asombro que todos sentimos al ver Star Wars por primera vez de jóvenes, ya fuera en los años 70 o en los 2000, y que se dejen envolver por la aventura, tal como lo hicimos nosotros durante el rodaje y como George Lucas pretendió lograr al escribir Una nueva esperanza«.
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