«El movimiento ha entregado una propuesta positiva a los mediadores y está totalmente preparado para empezar inmediatamente una ronda de negociaciones respecto al mecanismo para implementar este acuerdo», ha señalado el grupo palestinoTrump anuncia un acuerdo con Israel para un alto el fuego de 60 días en Gaza y pide a Hamás que acepte: “Si no, la situación empeorará”
Hamás ha dado a los mediadores lo que considera una “respuesta positiva” a la propuesta de alto el fuego y liberación de rehenes, según ha informado el grupo. Otras fuentes señalan que el grupo palestino ha dado su visto bueno general al texto y busca “cambios menores”.
“El movimiento ha entregado una propuesta positiva a los mediadores y el movimiento está totalmente preparado para empezar inmediatamente una ronda de negociaciones respecto al mecanismo para implementar este acuerdo”, ha señalado el grupo.
Israel ha intensificado su matanza en Gaza mientras los mediadores y el presidente de EEUU, Donald Trump, presiona a su protegido para aceptar un alto el fuego. Trump anunció esta semana que Israel había aceptado la propuesta. Entre los cambios que propone Hamás, según señalan varias fuentes, es cancelar la operación de la llamada Fundación Humanitaria de Gaza para entregar alimentos a la población civil, y que se ha convertido en una trampa mortal para los palestinos.
Mientras tanto, ha intensificado la matanza en Gaza. En las últimas 24 horas ha matado a 138 palestinos y junio fue el mes más letal para los palestinos de Gaza en los últimos seis meses, según ha informado el centro de análisis y estudios ACLED (Armed Conflict Location & Event Data). Según un comunicado emitido este viernes por el Ejército, Israel controla actualmente el 65% de la Franja. Según datos de la ONU, el 85% del territorio está bajo zonas militarizadas por Israel o bajo órdenes de evacuación.
A las matanzas diarias de civiles que acuden a recoger alimentos, esta semana se suman varios ataques contra infraestructuras civiles, entre ellas una popular cafetería frente a la playa —con una bomba estadounidense de 230 kilos—. Israel también ha matado al director del Hospital Indonesio junto a su mujer e hijas —es el 70 trabajador sanitario asesinado en los últimos 50 días—.
Más de 600 días de brutal ofensiva contra la Franja y más de 57.000 palestinos asesinados después, Trump había amenazado a Hamás de que si no aceptaba el acuerdo, la situación empeoraría.
Netanyahu viajará a Washington y se reunirá con Trump el lunes: ese podría ser el momento para anunciar un nuevo “logro” en Oriente Medio, región que el republicano ha prometido que va a pacificar y a desarrollar económicamente. El presidente de EEUU sigue obsesionado con los llamados Acuerdos de Abraham, que él mismo impulsó durante su primer mandato (2017-2021) y que llevaron al establecimiento de relaciones a todos los niveles entre Israel y cuatro países árabes: Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos.
Ahora, Trump sueña con que Arabia Saudí se una a esos acuerdos y el jueves se reunió en secreto con el ministro de Defensa del reino, el príncipe Jalid bin Salman, en la Casa Blanca, según desvelaron medios estadounidenses. Horas después, el ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan Al Saud, afirmó que la prioridad de Riad es un alto el fuego en Gaza.
Los puntos de fricción
Hamás dijo el viernes que estaba evaluando la propuesta de acuerdo de alto el fuego y conversando con “los dirigentes de las fuerzas y las facciones palestinas” para dar una respuesta a los mediadores árabes, Egipto y Qatar.
Una fuente cercana al grupo islamista dijo a la agencia de noticias Reuters que Hamás busca garantías por parte de EEUU de que Israel no va a reanudar su ofensiva contra Gaza después de los 60 días de tregua, como ya hizo el pasado mes de marzo. En aquel momento, las dos partes no lograron un acuerdo para prolongar el alto el fuego, que estuvo en vigor dos meses, e Israel lo rompió unilateralmente reanudando sus ataques con más furia si cabe. Desde entonces (18 de marzo de 2025), ha matado a más de 6.500 palestinos y herido a más de 23.000, según los datos del Ministerio de Sanidad gazatí.
Uno de los principales puntos de fricción en las negociaciones es el final de la guerra: Hamás exige que Israel ponga fin a la ofensiva y retire sus tropas de la Franja, pero el Gobierno israelí se niega a comprometerse con un cese de las hostilidades definitivo y desea tener la posibilidad de reanudar la guerra cuando lo considere oportuno. Desde que rompió el acuerdo a finales del pasado marzo, el ejército israelí ha ocupado y ordenado la evacuación de más del 80% del territorio de Gaza, por lo que una retirada del enclave es ahora más difícil.
Otra cuestión muy conflictiva es el estatus de Hamás, ya que Israel exige el desarme del grupo islamista y el fin de su gobierno en Gaza –o lo que queda de él después de 21 meses de guerra–. Esta semana, Netanyahu volvió a dejar claro que no permitirá que Hamás siga controlando territorio: “No va a haber más Hamás. No va a haber un Hamastán. No vamos a volver a eso, se acabó”, afirmó el primer ministro ultraderechista, al mismo tiempo que reafirmó los objetivos que se ha marcado: “Liberaremos a todos los rehenes, junto con la destrucción de Hamás. Contrariamente a lo que se dice, estos no son objetivos contrapuestos”.
Analistas y expertos en el grupo han advertido desde el principio del conflicto que acabar con Hamás (acrónimo en árabe de movimiento de resistencia islámica) no es posible porque el grupo no es sólo una milicia, sino que tiene una base política y social, y su ideario está arraigado entre la población, no sólo en Gaza sino en la Cisjordania ocupada. Hamás lleva gobernando Gaza desde 2007.
El dilema de Netanyahu
Ahora, “al grupo le preocupa volver a liberar cautivos sin lograr su objetivo principal: poner fin definitivamente a la guerra, preservando al mismo tiempo la mayor parte posible de su fuerza restante”, escribe el analista Amos Harel en el periódico israelí Haaretz.
La propuesta estadounidense que está ahora sobre la mesa incluye la liberación de diez rehenes israelíes de los que siguen con vida (se cree que menos de la mitad de un total de 50 que permanecen en Gaza desde el 7 de octubre de 2023) y la devolución de 18 de los muertos, de forma escalonada durante los 60 días de tregua.
Desde el Foro de las Familias de los Rehenes y Desaparecidos han lanzado un llamamiento para que el acuerdo incluya a todos los secuestrados que siguen en manos de las milicias palestinas: “Es hora de completar la misión y alcanzar un acuerdo integral. Los 50 rehenes son casos humanitarios: algunos corren peligro de muerte, otros corren el riesgo de desaparecer para siempre. Es hora de alcanzar un acuerdo integral que garantice el regreso de hasta el último rehén”.
La presión de los familiares, que han estado movilizándose semanalmente desde hace 21 meses, no ha logrado hasta el momento que Netanyahu acepte poner fin al conflicto para lograr la liberación de todos los rehenes. Tampoco las encuestas que indican que la mayoría de la opinión pública israelí está a favor de que el Gobierno selle un acuerdo para traer a los rehenes de vuelta, aunque para ello tenga que hacer concesiones.
Harel señala que “Netanyahu pretende minimizar el número de israelíes retenidos por Hamás sin comprometerse con una resolución final [de la guerra] por temor a que pueda provocar el colapso de su coalición”. Los socios más radicales del primer ministro han amenazado anteriormente con abandonar la coalición gobernante si aceptaba un acuerdo de alto el fuego antes de haber acabado con Hamás en Gaza –y haber allanado el terreno para reocupar militarmente y restablecer asentamientos judíos la Franja, que es lo que desean los ultranacionalistas–. Es cierto que cuando Netanyahu aceptó el acuerdo de alto el fuego el pasado enero, uno de sus ministros ultras salió del Gobierno, pero el Ejecutivo se mantuvo en pie.
El ala más radical del Gobierno también ha llevado a cortar todos los suministros básicos y a aplicar un bloqueo total sobre Gaza desde hace cuatro meses, lo que ha causado una hambruna generalizada y escenas de caos y desesperación en el reparto de la poquísima ayuda humanitaria que llega al enclave palestino.
Israel estableció el pasado mes de mayo un polémico sistema de distribución de comida privatizado y militarizado, que se ha convertido en una “trampa mortal”, en palabras de representantes de Naciones Unidas y de organizaciones humanitarias independientes. Más de 650 palestinos han fallecido desde que empezó a operar a finales de mayo la llamada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF por sus siglas en inglés), gestionada por una empresa estadounidense que tiene contratados a guardias de seguridad armados de este país y se coordina con las tropas israelíes.
La organización gestiona cuatro centros de distribución en la Franja, donde distribuye cajas de comida a miles de palestinos, que tienen que recorrer largas distancias y esperar muchas horas para conseguir estos paquetes de ayuda, arriesgando su vida en muchas ocasiones. La ONU y otras ONG, así como investigaciones periodísticas, han denunciado que los soldados israelíes han disparado contra los palestinos en las cercanías de los puntos de distribución y también los contratistas estadounidenses han abierto fuego dentro de los recintos de la GHF.
El centro de análisis y estudios ACLED (Armed Conflict Location & Event Data) ha señalado que el 35% de las muertes registradas en el mes de junio en Gaza estuvieron relaciones con el reparto de comida.
“La Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por Israel, ha transformado los centros humanitarios en focos de violencia mortal. En tan solo un día de junio, más de 90 personas murieron en dos incidentes cuando drones y tanques israelíes abrieron fuego contra palestinos que esperaban camiones de ayuda humanitaria. Si bien la GHF negó que estos sucesos ocurrieran en su centro de distribución de ayuda humanitaria, es evidente que estos centros son extremadamente peligrosos para los civiles, que ya están al borde de la inanición”, ha dicho la investigadora de ACLED Salma Eissa.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha condenado las muertes de civiles por “los múltiples ataques contra sitios que acogían a personas desplazadas y gente intentando acceder a alimentos” en Gaza, donde los civiles están hacinados en un espacio cada vez más reducido del enclave. “Se pueden imaginar a unos dos millones de personas atrapadas en Manhattan, que es ligeramente más grande que Gaza, y en lugar de edificios, el área está llena de cascotes de estructuras demolidas y quemadas”, se ha preguntado. «El movimiento ha entregado una propuesta positiva a los mediadores y está totalmente preparado para empezar inmediatamente una ronda de negociaciones respecto al mecanismo para implementar este acuerdo», ha señalado el grupo palestinoTrump anuncia un acuerdo con Israel para un alto el fuego de 60 días en Gaza y pide a Hamás que acepte: “Si no, la situación empeorará”
Hamás ha dado a los mediadores lo que considera una “respuesta positiva” a la propuesta de alto el fuego y liberación de rehenes, según ha informado el grupo. Otras fuentes señalan que el grupo palestino ha dado su visto bueno general al texto y busca “cambios menores”.
“El movimiento ha entregado una propuesta positiva a los mediadores y el movimiento está totalmente preparado para empezar inmediatamente una ronda de negociaciones respecto al mecanismo para implementar este acuerdo”, ha señalado el grupo.
Israel ha intensificado su matanza en Gaza mientras los mediadores y el presidente de EEUU, Donald Trump, presiona a su protegido para aceptar un alto el fuego. Trump anunció esta semana que Israel había aceptado la propuesta. Entre los cambios que propone Hamás, según señalan varias fuentes, es cancelar la operación de la llamada Fundación Humanitaria de Gaza para entregar alimentos a la población civil, y que se ha convertido en una trampa mortal para los palestinos.
Mientras tanto, ha intensificado la matanza en Gaza. En las últimas 24 horas ha matado a 138 palestinos y junio fue el mes más letal para los palestinos de Gaza en los últimos seis meses, según ha informado el centro de análisis y estudios ACLED (Armed Conflict Location & Event Data). Según un comunicado emitido este viernes por el Ejército, Israel controla actualmente el 65% de la Franja. Según datos de la ONU, el 85% del territorio está bajo zonas militarizadas por Israel o bajo órdenes de evacuación.
A las matanzas diarias de civiles que acuden a recoger alimentos, esta semana se suman varios ataques contra infraestructuras civiles, entre ellas una popular cafetería frente a la playa —con una bomba estadounidense de 230 kilos—. Israel también ha matado al director del Hospital Indonesio junto a su mujer e hijas —es el 70 trabajador sanitario asesinado en los últimos 50 días—.
Más de 600 días de brutal ofensiva contra la Franja y más de 57.000 palestinos asesinados después, Trump había amenazado a Hamás de que si no aceptaba el acuerdo, la situación empeoraría.
Netanyahu viajará a Washington y se reunirá con Trump el lunes: ese podría ser el momento para anunciar un nuevo “logro” en Oriente Medio, región que el republicano ha prometido que va a pacificar y a desarrollar económicamente. El presidente de EEUU sigue obsesionado con los llamados Acuerdos de Abraham, que él mismo impulsó durante su primer mandato (2017-2021) y que llevaron al establecimiento de relaciones a todos los niveles entre Israel y cuatro países árabes: Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos.
Ahora, Trump sueña con que Arabia Saudí se una a esos acuerdos y el jueves se reunió en secreto con el ministro de Defensa del reino, el príncipe Jalid bin Salman, en la Casa Blanca, según desvelaron medios estadounidenses. Horas después, el ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan Al Saud, afirmó que la prioridad de Riad es un alto el fuego en Gaza.
Los puntos de fricción
Hamás dijo el viernes que estaba evaluando la propuesta de acuerdo de alto el fuego y conversando con “los dirigentes de las fuerzas y las facciones palestinas” para dar una respuesta a los mediadores árabes, Egipto y Qatar.
Una fuente cercana al grupo islamista dijo a la agencia de noticias Reuters que Hamás busca garantías por parte de EEUU de que Israel no va a reanudar su ofensiva contra Gaza después de los 60 días de tregua, como ya hizo el pasado mes de marzo. En aquel momento, las dos partes no lograron un acuerdo para prolongar el alto el fuego, que estuvo en vigor dos meses, e Israel lo rompió unilateralmente reanudando sus ataques con más furia si cabe. Desde entonces (18 de marzo de 2025), ha matado a más de 6.500 palestinos y herido a más de 23.000, según los datos del Ministerio de Sanidad gazatí.
Uno de los principales puntos de fricción en las negociaciones es el final de la guerra: Hamás exige que Israel ponga fin a la ofensiva y retire sus tropas de la Franja, pero el Gobierno israelí se niega a comprometerse con un cese de las hostilidades definitivo y desea tener la posibilidad de reanudar la guerra cuando lo considere oportuno. Desde que rompió el acuerdo a finales del pasado marzo, el ejército israelí ha ocupado y ordenado la evacuación de más del 80% del territorio de Gaza, por lo que una retirada del enclave es ahora más difícil.
Otra cuestión muy conflictiva es el estatus de Hamás, ya que Israel exige el desarme del grupo islamista y el fin de su gobierno en Gaza –o lo que queda de él después de 21 meses de guerra–. Esta semana, Netanyahu volvió a dejar claro que no permitirá que Hamás siga controlando territorio: “No va a haber más Hamás. No va a haber un Hamastán. No vamos a volver a eso, se acabó”, afirmó el primer ministro ultraderechista, al mismo tiempo que reafirmó los objetivos que se ha marcado: “Liberaremos a todos los rehenes, junto con la destrucción de Hamás. Contrariamente a lo que se dice, estos no son objetivos contrapuestos”.
Analistas y expertos en el grupo han advertido desde el principio del conflicto que acabar con Hamás (acrónimo en árabe de movimiento de resistencia islámica) no es posible porque el grupo no es sólo una milicia, sino que tiene una base política y social, y su ideario está arraigado entre la población, no sólo en Gaza sino en la Cisjordania ocupada. Hamás lleva gobernando Gaza desde 2007.
El dilema de Netanyahu
Ahora, “al grupo le preocupa volver a liberar cautivos sin lograr su objetivo principal: poner fin definitivamente a la guerra, preservando al mismo tiempo la mayor parte posible de su fuerza restante”, escribe el analista Amos Harel en el periódico israelí Haaretz.
La propuesta estadounidense que está ahora sobre la mesa incluye la liberación de diez rehenes israelíes de los que siguen con vida (se cree que menos de la mitad de un total de 50 que permanecen en Gaza desde el 7 de octubre de 2023) y la devolución de 18 de los muertos, de forma escalonada durante los 60 días de tregua.
Desde el Foro de las Familias de los Rehenes y Desaparecidos han lanzado un llamamiento para que el acuerdo incluya a todos los secuestrados que siguen en manos de las milicias palestinas: “Es hora de completar la misión y alcanzar un acuerdo integral. Los 50 rehenes son casos humanitarios: algunos corren peligro de muerte, otros corren el riesgo de desaparecer para siempre. Es hora de alcanzar un acuerdo integral que garantice el regreso de hasta el último rehén”.
La presión de los familiares, que han estado movilizándose semanalmente desde hace 21 meses, no ha logrado hasta el momento que Netanyahu acepte poner fin al conflicto para lograr la liberación de todos los rehenes. Tampoco las encuestas que indican que la mayoría de la opinión pública israelí está a favor de que el Gobierno selle un acuerdo para traer a los rehenes de vuelta, aunque para ello tenga que hacer concesiones.
Harel señala que “Netanyahu pretende minimizar el número de israelíes retenidos por Hamás sin comprometerse con una resolución final [de la guerra] por temor a que pueda provocar el colapso de su coalición”. Los socios más radicales del primer ministro han amenazado anteriormente con abandonar la coalición gobernante si aceptaba un acuerdo de alto el fuego antes de haber acabado con Hamás en Gaza –y haber allanado el terreno para reocupar militarmente y restablecer asentamientos judíos la Franja, que es lo que desean los ultranacionalistas–. Es cierto que cuando Netanyahu aceptó el acuerdo de alto el fuego el pasado enero, uno de sus ministros ultras salió del Gobierno, pero el Ejecutivo se mantuvo en pie.
El ala más radical del Gobierno también ha llevado a cortar todos los suministros básicos y a aplicar un bloqueo total sobre Gaza desde hace cuatro meses, lo que ha causado una hambruna generalizada y escenas de caos y desesperación en el reparto de la poquísima ayuda humanitaria que llega al enclave palestino.
Israel estableció el pasado mes de mayo un polémico sistema de distribución de comida privatizado y militarizado, que se ha convertido en una “trampa mortal”, en palabras de representantes de Naciones Unidas y de organizaciones humanitarias independientes. Más de 650 palestinos han fallecido desde que empezó a operar a finales de mayo la llamada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF por sus siglas en inglés), gestionada por una empresa estadounidense que tiene contratados a guardias de seguridad armados de este país y se coordina con las tropas israelíes.
La organización gestiona cuatro centros de distribución en la Franja, donde distribuye cajas de comida a miles de palestinos, que tienen que recorrer largas distancias y esperar muchas horas para conseguir estos paquetes de ayuda, arriesgando su vida en muchas ocasiones. La ONU y otras ONG, así como investigaciones periodísticas, han denunciado que los soldados israelíes han disparado contra los palestinos en las cercanías de los puntos de distribución y también los contratistas estadounidenses han abierto fuego dentro de los recintos de la GHF.
El centro de análisis y estudios ACLED (Armed Conflict Location & Event Data) ha señalado que el 35% de las muertes registradas en el mes de junio en Gaza estuvieron relaciones con el reparto de comida.
“La Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por Israel, ha transformado los centros humanitarios en focos de violencia mortal. En tan solo un día de junio, más de 90 personas murieron en dos incidentes cuando drones y tanques israelíes abrieron fuego contra palestinos que esperaban camiones de ayuda humanitaria. Si bien la GHF negó que estos sucesos ocurrieran en su centro de distribución de ayuda humanitaria, es evidente que estos centros son extremadamente peligrosos para los civiles, que ya están al borde de la inanición”, ha dicho la investigadora de ACLED Salma Eissa.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha condenado las muertes de civiles por “los múltiples ataques contra sitios que acogían a personas desplazadas y gente intentando acceder a alimentos” en Gaza, donde los civiles están hacinados en un espacio cada vez más reducido del enclave. “Se pueden imaginar a unos dos millones de personas atrapadas en Manhattan, que es ligeramente más grande que Gaza, y en lugar de edificios, el área está llena de cascotes de estructuras demolidas y quemadas”, se ha preguntado.
Hamás ha dado a los mediadores lo que considera una “respuesta positiva” a la propuesta de alto el fuego y liberación de rehenes, según ha informado el grupo. Otras fuentes señalan que el grupo palestino ha dado su visto bueno general al texto y busca “cambios menores”.
“El movimiento ha entregado una propuesta positiva a los mediadores y el movimiento está totalmente preparado para empezar inmediatamente una ronda de negociaciones respecto al mecanismo para implementar este acuerdo”, ha señalado el grupo.
Israel ha intensificado su matanza en Gaza mientras los mediadores y el presidente de EEUU, Donald Trump, presiona a su protegido para aceptar un alto el fuego. Trump anunció esta semana que Israel había aceptado la propuesta. Entre los cambios que propone Hamás, según señalan varias fuentes, es cancelar la operación de la llamada Fundación Humanitaria de Gaza para entregar alimentos a la población civil, y que se ha convertido en una trampa mortal para los palestinos.
Mientras tanto, ha intensificado la matanza en Ganza. En las últimas 24 horas ha matado a 138 palestinos y junio fue el mes más letal para los palestinos de Gaza en los últimos seis meses, según ha informado el centro de análisis y estudios ACLED (Armed Conflict Location & Event Data). Según un comunicado emitido este viernes por el Ejército, Israel controla actualmente el 65% de la Franja. Según datos de la ONU, el 85% del territorio está bajo zonas militarizadas por Israel o bajo órdenes de evacuación.
A las matanzas diarias de civiles que acuden a recoger alimentos, esta semana se suman varios ataques contra infrasestructuras civiles, entre ellas una popular cafetería frente a la playa —con una bomba estadounidense de 230 kilos—. Israel también ha matado al director del Hospital Indonesio junto a su mujer e hijas —es el 70 trabajador sanitario asesinado en los últimos 50 días—.
Más de 600 días de brutal ofensiva contra la Franja y más de 57.000 palestinos asesinados después, Trump había amenazado a Hamás de que si no aceptaba el acuerdo, la situación empeoraría.
Netanyahu viajará a Washington y se reunirá con Trump el lunes: ese podría ser el momento para anunciar un nuevo “logro” en Oriente Medio, región que el republicano ha prometido que va a pacificar y a desarrollar económicamente. El presidente de EEUU sigue obsesionado con los llamados Acuerdos de Abraham, que él mismo impulsó durante su primer mandato (2017-2021) y que llevaron al establecimiento de relaciones a todos los niveles entre Israel y cuatro países árabes: Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos.
Ahora, Trump sueña con que Arabia Saudí se una a esos acuerdos y el jueves se reunió en secreto con el ministro de Defensa del reino, el príncipe Jalid bin Salman, en la Casa Blanca, según desvelaron medios estadounidenses. Horas después, el ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan Al Saud, afirmó que la prioridad de Riad es un alto el fuego en Gaza.
Los puntos de fricción
Hamás dijo el viernes que estaba evaluando la propuesta de acuerdo de alto el fuego y conversando con “los dirigentes de las fuerzas y las facciones palestinas” para dar una respuesta a los mediadores árabes, Egipto y Qatar.
Una fuente cercana al grupo islamista dijo a la agencia de noticias Reuters que Hamás busca garantías por parte de EEUU de que Israel no va a reanudar su ofensiva contra Gaza después de los 60 días de tregua, como ya hizo el pasado mes de marzo. En aquel momento, las dos partes no lograron un acuerdo para prolongar el alto el fuego, que estuvo en vigor dos meses, e Israel lo rompió unilateralmente reanudando sus ataques con más furia si cabe. Desde entonces (18 de marzo de 2025), ha matado a más de 6.500 palestinos y herido a más de 23.000, según los datos del Ministerio de Sanidad gazatí.
Uno de los principales puntos de fricción en las negociaciones es el final de la guerra: Hamás exige que Israel ponga fin a la ofensiva y retire sus tropas de la Franja, pero el Gobierno israelí se niega a comprometerse con un cese de las hostilidades definitivo y desea tener la posibilidad de reanudar la guerra cuando lo considere oportuno. Desde que rompió el acuerdo a finales del pasado marzo, el ejército israelí ha ocupado y ordenado la evacuación de más del 80% del territorio de Gaza, por lo que una retirada del enclave es ahora más difícil.
Otra cuestión muy conflictiva es el estatus de Hamás, ya que Israel exige el desarme del grupo islamista y el fin de su gobierno en Gaza –o lo que queda de él después de 21 meses de guerra–. Esta semana, Netanyahu volvió a dejar claro que no permitirá que Hamás siga controlando territorio: “No va a haber más Hamás. No va a haber un Hamastán. No vamos a volver a eso, se acabó”, afirmó el primer ministro ultraderechista, al mismo tiempo que reafirmó los objetivos que se ha marcado: “Liberaremos a todos los rehenes, junto con la destrucción de Hamás. Contrariamente a lo que se dice, estos no son objetivos contrapuestos”.
Analistas y expertos en el grupo han advertido desde el principio del conflicto que acabar con Hamás (acrónimo en árabe de movimiento de resistencia islámica) no es posible porque el grupo no es sólo una milicia, sino que tiene una base política y social, y su ideario está arraigado entre la población, no sólo en Gaza sino en la Cisjordania ocupada. Hamás lleva gobernando Gaza desde 2007.
El dilema de Netanyahu
Ahora, “al grupo le preocupa volver a liberar cautivos sin lograr su objetivo principal: poner fin definitivamente a la guerra, preservando al mismo tiempo la mayor parte posible de su fuerza restante”, escribe el analista Amos Harel en el periódico israelí Haaretz.
La propuesta estadounidense que está ahora sobre la mesa incluye la liberación de diez rehenes israelíes de los que siguen con vida (se cree que menos de la mitad de un total de 50 que permanecen en Gaza desde el 7 de octubre de 2023) y la devolución de 18 de los muertos, de forma escalonada durante los 60 días de tregua.
Desde el Foro de las Familias de los Rehenes y Desaparecidos han lanzado un llamamiento para que el acuerdo incluya a todos los secuestrados que siguen en manos de las milicias palestinas: “Es hora de completar la misión y alcanzar un acuerdo integral. Los 50 rehenes son casos humanitarios: algunos corren peligro de muerte, otros corren el riesgo de desaparecer para siempre. Es hora de alcanzar un acuerdo integral que garantice el regreso de hasta el último rehén”.
La presión de los familiares, que han estado movilizándose semanalmente desde hace 21 meses, no ha logrado hasta el momento que Netanyahu acepte poner fin al conflicto para lograr la liberación de todos los rehenes. Tampoco las encuestas que indican que la mayoría de la opinión pública israelí está a favor de que el Gobierno selle un acuerdo para traer a los rehenes de vuelta, aunque para ello tenga que hacer concesiones.
Harel señala que “Netanyahu pretende minimizar el número de israelíes retenidos por Hamás sin comprometerse con una resolución final [de la guerra] por temor a que pueda provocar el colapso de su coalición”. Los socios más radicales del primer ministro han amenazado anteriormente con abandonar la coalición gobernante si aceptaba un acuerdo de alto el fuego antes de haber acabado con Hamás en Gaza –y haber allanado el terreno para reocupar militarmente y restablecer asentamientos judíos la Franja, que es lo que desean los ultranacionalistas–. Es cierto que cuando Netanyahu aceptó el acuerdo de alto el fuego el pasado enero, uno de sus ministros ultras salió del Gobierno, pero el Ejecutivo se mantuvo en pie.
El ala más radical del Gobierno también ha llevado a cortar todos los suministros básicos y a aplicar un bloqueo total sobre Gaza desde hace cuatro meses, lo que ha causado una hambruna generalizada y escenas de caos y desesperación en el reparto de la poquísima ayuda humanitaria que llega al enclave palestino.
Israel estableció el pasado mes de mayo un polémico sistema de distribución de comida privatizado y militarizado, que se ha convertido en una “trampa mortal”, en palabras de representantes de Naciones Unidas y de organizaciones humanitarias independientes. Más de 650 palestinos han fallecido desde que empezó a operar a finales de mayo la llamada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF por sus siglas en inglés), gestionada por una empresa estadounidense que tiene contratados a guardias de seguridad armados de este país y se coordina con las tropas israelíes.
La organización gestiona cuatro centros de distribución en la Franja, donde distribuye cajas de comida a miles de palestinos, que tienen que recorrer largas distancias y esperar muchas horas para conseguir estos paquetes de ayuda, arriesgando su vida en muchas ocasiones. La ONU y otras ONG, así como investigaciones periodísticas, han denunciado que los soldados israelíes han disparado contra los palestinos en las cercanías de los puntos de distribución y también los contratistas estadounidenses han abierto fuego dentro de los recintos de la GHF.
El centro de análisis y estudios ACLED (Armed Conflict Location & Event Data) ha señalado que el 35% de las muertes registradas en el mes de junio en Gaza estuvieron relaciones con el reparto de comida.
“La Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por Israel, ha transformado los centros humanitarios en focos de violencia mortal. En tan solo un día de junio, más de 90 personas murieron en dos incidentes cuando drones y tanques israelíes abrieron fuego contra palestinos que esperaban camiones de ayuda humanitaria. Si bien la GHF negó que estos sucesos ocurrieran en su centro de distribución de ayuda humanitaria, es evidente que estos centros son extremadamente peligrosos para los civiles, que ya están al borde de la inanición”, ha dicho la investigadora de ACLED Salma Eissa.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha condenado las muertes de civiles por “los múltiples ataques contra sitios que acogían a personas desplazadas y gente intentando acceder a alimentos” en Gaza, donde los civiles están hacinados en un espacio cada vez más reducido del enclave. “Se pueden imaginar a unos dos millones de personas atrapadas en Manhattan, que es ligeramente más grande que Gaza, y en lugar de edificios, el área está llena de cascotes de estructuras demolidas y quemadas”, se ha preguntado.
ElDiario.es – Internacional