«¿Y la final cómo va a ser?». Esto es todo lo que pudo decir Jorge Javier Vázquez tras la tangana que se formó en directo y en plena conexión con la casa de Gran Hermano entre Adara Molinero y Laura, la madre de Violeta. Un show esperpéntico con el presentador medió de la mejor manera posible Leer «¿Y la final cómo va a ser?». Esto es todo lo que pudo decir Jorge Javier Vázquez tras la tangana que se formó en directo y en plena conexión con la casa de Gran Hermano entre Adara Molinero y Laura, la madre de Violeta. Un show esperpéntico con el presentador medió de la mejor manera posible Leer
Así, de repente, sin esperarse, como si pareciera el gag de una serie, anoche, en la semifinal de Gran Hermano se lio una de las mayores tanganas que se recuerdan de esta edición. Fue tal el enfrentamiento entre la ex concursante de realities, Adara Molinero, y la madre de Violeta, Laura, defensora de su hija que a Jorge Javier Vázquez no le quedó otra que expulsar a esta segunda, mientras la primera abandonaba el plató entre lágrimas y al grito de «no vengo aquí a que se hable de mi hijo, vengo a trabajar».
Los nervios estaban nerviosos, si es que alguna vez no lo han estado, debido a que la final de Gran Hermano está a horas de celebrarse. Anoche, uno de los semifinalistas iba a ser expulsado a las puertas de la gran final -con lo que eso jode- y Violeta tenía todas las papeletas para ser la elegida por el público y quedarse sin el sueño de ganar Gran Hermano. Los augurios se cumplieron. Violeta se convirtió en la última expulsada de Gran Hermano y, por tanto, la final que se celebra este jueves, se librará -de nuevo- entre tres hombres: Juan, Ruvens y Óscar.
Tenía que haber sido la noche de Violeta y así lo tenía planeado Gran Hermano, pero la mala baba y el histerismo de los presentes en el plató acabaron por reventar la semifinal hasta tal punto que Jorge Javier Vázquez tuvo que expulsar del plató a la madre de Violeta y hasta tal punto que la bronca entre ésta y Adara Molinero terminó por colarse dentro de la casa y parte de los chillidos de la ex concursante de realities pudieron ser escuchados. Menos mal que como llevan casi 120 días encerrados en el búnker de Guadalix el escuchar «aquí nadie habla de mi hijo» a Violeta le debió sonar a chino. Menos mal.
Pero vayamos por partes. A ver, explicar ahora quién es Laura, la madre de Violeta, daría para casi hacer una novela negra de origen finlandés. Laura ha sido una de las defensoras más protagonistas de esta edición de Gran Hermano. La madre de Violeta se ha enfrentado con uñas y dientes -y si la dejan hasta con un lanzallamas- a todo aquel que ha criticado a su hijo. Le pasó al inicio de Gran Hermano con la defensora de Edi, el concursante con el que ha mantenido un idilio hermaniano Violeta; le ha pasado con colaboradores, con ex concursantes… Vamos, Laura lleva consigo el espíritu de la madre de La Pantoja o el Belén Esteban, cualquiera de los dos valen. Por su hija, Laura MA-TA.
Pero, claro, hay veces que la cosa se va de madre porque a quien te enfrentas sabe muy bien qué es esto de los realities y de la tele. Adara Molinero lo sabe muy bien. Hay pocos colaboradores de realities que llevan tantos años viviendo de precisamente los realities. Adara Molinero es una de ellos. ¿Por qué? Porque sabe perfectamente cómo es el juego televisivo, aunque en más de una ocasión la tensión se apodere de ella y acabe montándose la gran zapatiesta, tal y como sucedió anoche.
Jorge Javier Vázquez -pobre hombre la que liaron anoche- volvió de una pausa de publicidad advirtiendo que algo había pasado de lo que él no se había enterado porque estaba hablando con la defensora de Óscar. Se suponía que el presentador tenía que conectar con la casa de Gran Hermano y con Violeta para que la Inteligencia Artificial le mostrase a la concursante y al resto de los espectadores cómo sería Violeta dentro de 50 años. Pero en el camino se cruzaron Laura y Adara Molinero.
Si algo caracteriza a Adara Molinero es que no se calla ni media. Estaba siendo extraño que no hubiese ocurrido antes lo que ocurrió. La madre de Violeta explicaba lo sucedido: «Estaba el vídeo de Violeta, y Albert y Adara se estaban riendo y la novia de mi hijo les ha dicho que se callen». La novia del hijo de Laura estaba entre el público en donde había más familiares y amigos de Violeta.
Sin embargo, Adara Molinero, que no se caracteriza precisamente por guardar silencio, quiso dar su versión sobre esto: «Desde que ha empezado el programa llevo aguantando insultos, que me abucheen por aquí, que me manden callar. Sois unos maleducados, como familia dais pena y quiero que salga tu hija. Todos los que estáis ahí detrás, ¿sabéis a lo que habéis venido? A acosar». Ojito con Adara Molinero que cuando abre el melón, reparte pipas para todos.
Adara Molinero continuó largando, mientras la madre de Violeta permanecía agazapada cual león vigilando a su presa. «Llega esta señora y me dice ‘ah bueno, tú estás para eso’. ¿Estoy aquí para que me insulten? No, querida. Yo he venido aquí para trabajar, no para que me falten el respeto ni tú ni tu familia ni nadie», reveló Adara Molinero. «Te pueden mandar callar, no te confundas tú. Estás para trabajar, no para mirar el móvil y para reír. No te hemos faltado al respeto», contestaba Laura.
Así, daba la sensación de que iba a ser un enfrentamiento más entre colaboradora y familiar. De hecho, creo que Jorge Javier Vázquez, acostumbradísimo a estos momentos, no se llegó a imaginar que la cosa iba a acabar como acabó. Así que, pasando un poco de las movidas de Laura y Adara Molinero, Jorge Javier Vázquez conectó con la casa y con Violeta para mostrar su transformación en una mujer de 50 años. Eso sí, antes de que Gran Hermano conectase con Violeta, Jorge Javier Vázquez le preguntó a Edi cómo se imaginaba a Violeta dentro de 10 lustros. Edi no contestó, no le dio tiempo, Adara Molinero se arrancó y soltó un «pues como su madre, ahí la tienes» al que Edi contestó, educadísimo él, con un «pues, guapísima». Y conectaron con la casa de Gran Hermano.
Allí estaba Violeta de pie esperando a ver si alguien le decía nada, pero nadie le decía absolutamente nada. Sólo se escuchaban los sonidos de un jaleo y de repente un «nadie habla de mi hijo» que se repitió varias veces ante la cara de sorpresa y de «menuda ahí liada en plató» de Violeta. Ni Gran Hermano pudo poner a Violeta con 50 años más ni nada de nada, la organización regresó a plató porque el follón, la bronca y el esperpento estaban allí sucediendo.
Adara Molinero ya se había puesto en pie y entre gritos estaba abandonando el plató. Debido a la tensión, Gran Hermano interrumpió incluso la señal, mientras Adara abandonaba el plató. «Yo no vengo aquí a que se hable de mi hijo. Yo vengo aquí a trabajar. Mi hijo es un niño de cinco años», chillaba la colaboradora muy alterada y entre lágrimas.
«¡No vengo aquí a que se hable de mi hijo, vengo a trabajar!», gritaba desde un extremo del plató ya hasta con los zapatos quitados. Jorge Javier Vázquez aprovechaba el momento para advertir a la grada de adeptos de Violeta que se calmasen o «seréis expulsados del plató». Se estaba liando bien gorda.
Laura se levantaba de su asiento, acudía donde estaba Adara Molinero gritándole que ella no había dicho nada de su hijo, Jorge Javier Vázquez intentaba colocarse entre las dos. Como si se tratara de un árbitro de boxeo llevó a Laura a una de las esquinas del ring. Adara Molinero seguía llorando, gritando…
Jorge Javier Vázquez se intentaba llevar a la madre de Violeta, la cual le apartaba el brazo en varias ocasiones. El presentador le pedía que se tranquilizase, ella contestaba que estaba muy tranquila: «Tranquilidad, a ver un momento. Laura, ven tranquilízate. Sal un momentito, tranquilízate». «Si estoy muy tranquila», decía ella, mientras se resistía a abandonar el plató.
Jorge Javier Vázquez conseguía finalmente que la madre de Violeta se marchase. Los colaboradores, por si la cosa no estaba lo suficientemente tensa, se alteraban, defendían a Adara, arremetían contra Laura. Jorge Javier Vázquez pedía calma y lanzaba la realidad de lo que ocurrió anoche: «Escuchad, ¿y en la final cómo va a ser? Marieta, a la próxima vas tú a la calle». Pues esa es la pregunta, ¿la final cómo va a ser? ¿Un campo de batalla?
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