La miniserie de cuatro episodios de la plataforma sobre el primer asesino en serie de Italia se ha presentado en el Festival de Venecia antes de su estreno el 22 de octubreUna película sobre el asesinato de una niña palestina sacude al Festival de Venecia: “El silencio protege el genocidio”
Le llamaban el Monstruo de Florencia, y fue el primer asesino en serie de la historia de Italia. Entre 1968 y 1985 cometió ocho asesinatos dobles en la provincia italiana. Siempre eran parejas. Pero, mientras que a ellos les disparaba a sangre fría, con ellas se ensañaba. A pesar de seguir varias líneas de investigación fue la llamada ‘pista sarda’, que consideraba que todos los crímenes se habían cometido con una misma pistola, una Beretta, la que centró los esfuerzos policiales y la que incluso llevó a varias detenciones, aunque nunca se supo con seguridad quiénes los habían cometido.
El miedo se metió en el cuerpo de la sociedad italiana, especialmente en el de las mujeres, lo que provocó que cuando en 2014 se cometiera un crimen de características similares, se especulara con que el Monstruo de Florencia seguía suelto. De alguna forma, aunque en esta ocasión se trata de un asesino en serie, podría compararse con lo que supuso el asesinato de las niñas de Alcàsser, que inoculó el virus del miedo en las jóvenes por culpa del tratamiento en los medios y que nunca pudo detener a su culpable.
Un caso tan potente, con tanto eco histórico y popular, era cuestión de tiempo que se convirtiera en una ficción, y en estos momentos donde el true crime es uno de los subgéneros que mejor funcionan en las plataformas, todavía más. De hecho, ha sido Netflix, quien ha producido El monstruo de Florencia, una miniserie de cuatro episodios creada por los italianos Leonardo Fasoli y Stefano Sollima, responsables de las ficciones sobre la mafia como ZeroZeroZero y la serie sobre Gomorra, basada en la novela de Roberto Saviano.
La serie funciona a la perfección y tiene algo que recuerda al Zodiac de David Fincher en su atmósfera malsana y en querer, más que descubrir quién comete los asesinatos, entender el contexto histórico de esa Italia de los años 70 que era el caldo de cultivo perfecto para el machismo y la violencia hacia las mujeres.
Fotograma de ‘El monstruo de Florencia’
Su presentación oficial ha tenido lugar en el Festival de Venecia antes de que llegue a Netflix el próximo 22 de octubre. Allí, sus creadores opinaban que no consideran El monstruo de Florencia “un true crime”. “No nos planteamos cómo diferenciarnos porque nunca pensamos en qué género encajaría esta serie. Pensábamos que esta historia debía ser contada y queríamos contarla nosotros, sin importarnos las consecuencias ni el género”, apuntan.
Aseguran que siempre trabajan de la misma forma, y que todo se basa en “intentar profundizar, realizar un trabajo de investigación para analizar a fondo los hechos reales de los que partir”. “La historia está inspirada en… y es una especie de trabajo periodístico, pero luego la historia toma forma y decide qué forma quiere adoptar. Por eso no se trata de preguntarse a qué género pertenece”, aclaran.
Stefano Sollima cree que en su generación sí notaba más ese miedo, pero que lo que le pareció muy interesante es que “el marco social y cultural que llevó al asesinato de todas estas personas es algo extrañamente contemporáneo y está muy presente hoy en día”. “Hay muchos feminicidios ahora mismo. Muchas mujeres son asesinadas casi a diario. Así que aunque estos crímenes que hemos retratado fueron cometidos durante los años 60 y 70, el contexto social de esa época sigue presente”, añade.
Hay muchos feminicidios ahora mismo. Estos crímenes fueron cometidos durante los años 60 y 70, pero el contexto social de esa época sigue presente
Stefano Sollima
— Cineasta
Su guionista apunta que sí cree que esas consecuencias siguen estando en las mujeres más jóvenes y explica que tiene una hija de 21 años y que cuando sale por la noche le confiesa que siente miedo. “Me dice que siente una especie de actitud depredadora por parte de los hombres, de otras personas, lo cual es algo absolutamente extraño e inesperado, porque no me esperaría eso entre gente joven, entre las nuevas generaciones”, dice.
Con una cuidada fotografía y un excelente trabajo de montaje, El monstruo de Florencia se enfrenta al reto de evitar el morbo en su recreación de los asesinatos y de la violencia hacia la mujer, y eso fue “el aspecto más complejo de todo el proceso de hacer esta serie”. Sollima considera que, de entre todas sus experiencias como director, “esta ha sido probablemente la más fuerte”. “Constantemente estábamos haciendo malabarismos o debatiendo si era justo o no representar la violencia, el terror. Si era demasiado terror junto para ser representado al mismo tiempo. Esta era una historia real, y necesitábamos representarla de la manera adecuada, pero siempre intentamos evitar el morbo”, dice
Para ello fue clave “mantener la distancia” y también en ocasiones “dejarse guiar por el instinto”. “Lo que se ve es realmente lo que sucedió, pero decidimos no mostrar ciertas cosas porque no eran necesarias para la narrativa”, aclara Sollima. Leonardo Fasoli completa su respuesta explicando que más importante que el asesinato eran “los aspectos culturales y psicológicos detrás de los asesinos y de lo que se hizo con las víctimas. Intentamos analizar qué impulsó al perpetrador o perpetradores a cometer esos crímenes”, zanja. Ese buceo en lo sociocultural es lo que les ha llevado a ofrecer una serie que tiene todos los elementos para arrasar en la plataforma, pero que aporta una mirada más profunda y no centrada solo en el morbo o en la resolución de un caso, una de las constantes de un género de moda. La miniserie de cuatro episodios de la plataforma sobre el primer asesino en serie de Italia se ha presentado en el Festival de Venecia antes de su estreno el 22 de octubreUna película sobre el asesinato de una niña palestina sacude al Festival de Venecia: “El silencio protege el genocidio”
Le llamaban el Monstruo de Florencia, y fue el primer asesino en serie de la historia de Italia. Entre 1968 y 1985 cometió ocho asesinatos dobles en la provincia italiana. Siempre eran parejas. Pero, mientras que a ellos les disparaba a sangre fría, con ellas se ensañaba. A pesar de seguir varias líneas de investigación fue la llamada ‘pista sarda’, que consideraba que todos los crímenes se habían cometido con una misma pistola, una Beretta, la que centró los esfuerzos policiales y la que incluso llevó a varias detenciones, aunque nunca se supo con seguridad quiénes los habían cometido.
El miedo se metió en el cuerpo de la sociedad italiana, especialmente en el de las mujeres, lo que provocó que cuando en 2014 se cometiera un crimen de características similares, se especulara con que el Monstruo de Florencia seguía suelto. De alguna forma, aunque en esta ocasión se trata de un asesino en serie, podría compararse con lo que supuso el asesinato de las niñas de Alcàsser, que inoculó el virus del miedo en las jóvenes por culpa del tratamiento en los medios y que nunca pudo detener a su culpable.
Un caso tan potente, con tanto eco histórico y popular, era cuestión de tiempo que se convirtiera en una ficción, y en estos momentos donde el true crime es uno de los subgéneros que mejor funcionan en las plataformas, todavía más. De hecho, ha sido Netflix, quien ha producido El monstruo de Florencia, una miniserie de cuatro episodios creada por los italianos Leonardo Fasoli y Stefano Sollima, responsables de las ficciones sobre la mafia como ZeroZeroZero y la serie sobre Gomorra, basada en la novela de Roberto Saviano.
La serie funciona a la perfección y tiene algo que recuerda al Zodiac de David Fincher en su atmósfera malsana y en querer, más que descubrir quién comete los asesinatos, entender el contexto histórico de esa Italia de los años 70 que era el caldo de cultivo perfecto para el machismo y la violencia hacia las mujeres.
Fotograma de ‘El monstruo de Florencia’
Su presentación oficial ha tenido lugar en el Festival de Venecia antes de que llegue a Netflix el próximo 22 de octubre. Allí, sus creadores opinaban que no consideran El monstruo de Florencia “un true crime”. “No nos planteamos cómo diferenciarnos porque nunca pensamos en qué género encajaría esta serie. Pensábamos que esta historia debía ser contada y queríamos contarla nosotros, sin importarnos las consecuencias ni el género”, apuntan.
Aseguran que siempre trabajan de la misma forma, y que todo se basa en “intentar profundizar, realizar un trabajo de investigación para analizar a fondo los hechos reales de los que partir”. “La historia está inspirada en… y es una especie de trabajo periodístico, pero luego la historia toma forma y decide qué forma quiere adoptar. Por eso no se trata de preguntarse a qué género pertenece”, aclaran.
Stefano Sollima cree que en su generación sí notaba más ese miedo, pero que lo que le pareció muy interesante es que “el marco social y cultural que llevó al asesinato de todas estas personas es algo extrañamente contemporáneo y está muy presente hoy en día”. “Hay muchos feminicidios ahora mismo. Muchas mujeres son asesinadas casi a diario. Así que aunque estos crímenes que hemos retratado fueron cometidos durante los años 60 y 70, el contexto social de esa época sigue presente”, añade.
Hay muchos feminicidios ahora mismo. Estos crímenes fueron cometidos durante los años 60 y 70, pero el contexto social de esa época sigue presente
Stefano Sollima
— Cineasta
Su guionista apunta que sí cree que esas consecuencias siguen estando en las mujeres más jóvenes y explica que tiene una hija de 21 años y que cuando sale por la noche le confiesa que siente miedo. “Me dice que siente una especie de actitud depredadora por parte de los hombres, de otras personas, lo cual es algo absolutamente extraño e inesperado, porque no me esperaría eso entre gente joven, entre las nuevas generaciones”, dice.
Con una cuidada fotografía y un excelente trabajo de montaje, El monstruo de Florencia se enfrenta al reto de evitar el morbo en su recreación de los asesinatos y de la violencia hacia la mujer, y eso fue “el aspecto más complejo de todo el proceso de hacer esta serie”. Sollima considera que, de entre todas sus experiencias como director, “esta ha sido probablemente la más fuerte”. “Constantemente estábamos haciendo malabarismos o debatiendo si era justo o no representar la violencia, el terror. Si era demasiado terror junto para ser representado al mismo tiempo. Esta era una historia real, y necesitábamos representarla de la manera adecuada, pero siempre intentamos evitar el morbo”, dice
Para ello fue clave “mantener la distancia” y también en ocasiones “dejarse guiar por el instinto”. “Lo que se ve es realmente lo que sucedió, pero decidimos no mostrar ciertas cosas porque no eran necesarias para la narrativa”, aclara Sollima. Leonardo Fasoli completa su respuesta explicando que más importante que el asesinato eran “los aspectos culturales y psicológicos detrás de los asesinos y de lo que se hizo con las víctimas. Intentamos analizar qué impulsó al perpetrador o perpetradores a cometer esos crímenes”, zanja. Ese buceo en lo sociocultural es lo que les ha llevado a ofrecer una serie que tiene todos los elementos para arrasar en la plataforma, pero que aporta una mirada más profunda y no centrada solo en el morbo o en la resolución de un caso, una de las constantes de un género de moda.
Le llamaban el Monstruo de Florencia, y fue el primer asesino en serie de la historia de Italia. Entre 1968 y 1985 cometió ocho asesinatos dobles en la provincia italiana. Siempre eran parejas. Pero, mientras que a ellos les disparaba a sangre fría, con ellas se ensañaba. A pesar de seguir varias líneas de investigación fue la llamada ‘pista sarda’, que consideraba que todos los crímenes se habían cometido con una misma pistola, una Beretta, la que centró los esfuerzos policiales y la que incluso llevó a varias detenciones, aunque nunca se supo con seguridad quiénes los habían cometido.
El miedo se metió en el cuerpo de la sociedad italiana, especialmente en el de las mujeres, lo que provocó que cuando en 2014 se cometiera un crimen de características similares, se especulara con que el Monstruo de Florencia seguía suelto. De alguna forma, aunque en esta ocasión se trata de un asesino en serie, podría compararse con lo que supuso el asesinato de las niñas de Alcàsser, que inoculó el virus del miedo en las jóvenes por culpa del tratamiento en los medios y que nunca pudo detener a su culpable.
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